viernes, 26 de diciembre de 2008

Reinvindicación Masculina

El destino o -mejor dicho, los tejes y manejes de Celestina (mi amiga)- hicieron que yo a él le conociera. Al principio me mostraba lejana, esquiva y un tanto desconfiada, poco a poco él se abrio a mí y comence a confiar: a ser yo (porque de eso se trata). Pronto descubrí que detrás de ese hombre fibroso se esconde un ser vulnerable, romántico y muy cariñoso: ¡alguien parecido a mí! La noche avanzaba, los minutos bandidos la acortaban aún más con sus: "tic, toc, tic" apresurados y sin fin. Admiré su empeño en querer enseñarme a jugar ajedrez, pero mis "no entiendo" eran a cada rato, "juguemos al chinchón, te voy eliminar, seguro". No, me equivocaba, ganó igual "suerte de principiante", aseguré. Hasta eso el reloj marcaba las 3.45...nosotros aún molestando con música melosa que me sugirió -en reiteradas oportunidades- una cortadura de venas con muerte asegurada o un llanto profundo al mejor estilo llorona de velorio, pero no podía hacer papelones (aunque mis ojitos se mojaron, no te niego). No, definitivamente no iba dejar que duerma solo, lo necesitaba y, creo que él deseaba que me quede con él. Sí, su cara lo delataba aunque intentara decime lo contrario: "no quiero compañia". Besos dulces y tiernos me ofreció, a cambio le di abrazos y muchas caricias. Dos almas iguales en conexión -eso sentí- y lloré, porque por primera vez en mi corta vida me liberé de la basura que guardaba en el corazón. No hicimos el amor, pero tampoco fue sexo, no encuentro la palabra perfecta para describir qué fue. No importa, lo importante es que pasó.

martes, 2 de diciembre de 2008

Mis Moustritos

Cuando terminé la facultad juré no ser docente, pero el destino me jugó una mala pasada, ¿y a qué no saben? Si, soy prosora -dirían mis alumnitos-. Temerosa llegué a ese curso de apenas 16 chiquillos, de edades diversas, de historias diferentes. Según el comentario de una profesora: "El más indisciplinado de todos. Hermana, te deseo suerte con esos chicos", dijo con tono preocupado. Complicados nenes, en reiteradas oportunidades trataba de hablarles -pienso que la gente de esa manera se entiende, y no amonestando o humillando- y no, su actitud no cambiaba. Uno tiraba papeles, mientras otros se pegaban: una entropía. Mis gritos se escuchaban -aún se escuchan- hasta la rectoría, los "Madrid no haga eso", eran continuos, mas no hablar de la cantidad de "Illanes no me gusta que me esté abrazando, detesto", como olvidar a don Molina, Roberto o el señor Grassi, que al principio era callado y tímido, luego se me contagio de los demás. Las señoritas que se pasaban los papelitos tipo "¿querés ir al cine?" y Solange, una personita que vivía con dolores diferentes en todo el cuerpo, el habitual era la cabeza. Pensé renunciar cuando una vez caminando por la Salta entre Corrientes y Marcos Paz, simularon ser ladrones que se robaban mi cartera, -los quise matar a todos- pero no iba darles el gusto de dejarlos, adoro los desafíos. No hubo una clase en la que no molestaran, se gastaran o quisieran disuadirme de no dar clases o, tal vez, salir temprano a lo que, en general, respondía: "Anahí no van a salir". Siempre terminaba cansada de tanto intentar mantener su atención en mí, en lo que decía -difícil tarea-. Mis cabellos simulaban las serpientes de Medusa: se enroscaban solas y, mis ojos fulminaban si veía alguno, ya los convertía en piedra. Pero, también, me dieron alegrías, Biscardi con su ortografía impecable, Abraham con su compromiso y ganas de aprender, Julián con un saber adquirido sorprendente, sin haber estudiado - según él-. Después de todo eso hoy puedo decir que me he encariñado de esos locuaces alumnos míos. Y les agradezco, porque he aprendido mucho de ustedes, confirme mi teoría: las personas responden al cariño, la comunicación y comprensión, pero con un condimento importante, la exigencia. Ojala tengan suerte, piensen que esto es transitorio (el secundario y la adolescencia), luego vienen las decisiones que determinarán sus vidas. Estudien y traten de ser felices.

A quienes no he nombrado les pido disculpas, lo importante es que en mi memoria y corazón están todos, lo demás puro cuento.