viernes, 20 de marzo de 2009

¿Quién soy?

Si, como suponen Samara P. es un seudónimo, pero opte por mantenerme en el anomimato porque es la única manera que encontré de ser otra, una versión mejorada y atrevida de mí, que nada se calla. Tengo 23 años, si calculan bien, soy clase 85. Nací en el seno de una familia constituida por todos los miembros: papá, mamá y hermana y,-aún a mi edad- sigo viviendo con los "viejos", dado que mi título de licenciada en comunicación no me ha conseguido un trabajo prometedor. Crecí en este contexto, es por eso que soy una mimada por naturaleza como los gatos siameses, caprichosa como una niña de 5 años, pero de valores bien plantados: sinceridad, lealtad, compresión y comunicación, son la clave de todo. Mi sinceridad extrema y la expresividad en mi cara a veces me juegan una mala pasada, dado que la boca no emite sonido,no obtante, por mas que intento no comunicar nada, la cara me delata. Casi siempre ciclotímica y poco cuerda, pero ese es mi estado de normalidad. En general, demuestro ser avasallante, sin embargo, es una imagen que quiero que vean las personas para encubrir esa debilidad y vulnerabilidad producto de un amor propio pobre. Detesto que me mientan y la falta de respeto o lealtad es inadmisible: no la perdono. Sueño con ser escritora y publicar un montón de libros, una novela quisiera escribir, desgraciadamente para hacer eso necesito el gran poder del dinero y la inspiración, -gran detalle-. Vivo luchando con esos kilos de más, hago gimnasia y corro con mi amigo "Lechón", la que me boicotea siempre es la comida: alma de gorda. Ahora apliqué una nueva estrategia, me compré una minifalda un talle menos (no supera los 30 centímetros) con la promesa de si o si entrar en ella en el lapso de un mes. Quiero lucir zapatos lindos de una manera esbelta -ya sean suecos, taco chino o "stilettos"- pero no puedo, dado que soy una chueca, vivo al ras del piso, con los tobillos en mil pedazos, lo importante es que no me rindo y algún día aprenderé a dominarlos así: chueca como un patito. Creo en la amistad entre el hombre y la mujer, tengo muchos amigos varones, son más leales y buenos consejeros en el amor. Espero algo grande en el amor, no el príncipe azul, pero si un hombre leal y bueno, que me respete y quiera muchisimo, mientras él me busca y lo busco, disfruto de la oportunidades de la vida, me dejo mimar, que para una sentimental y emocional como yo nunca esta de más.
Me gusta mucho la música lenta cuando estoy triste -soy masoquista-, lloro, lloro y lloro, después se me pasa; el reggeaton me encanta bailarlo. Los cambios son necesarios, te hacen madurar y valorar cosas que tenías y ahora ya no. Trato de vivir el presente y gozarlo, anular las malas cosas del pasado y preocuparme poco por el futuro. No soporto las injusticias y la política poco me importa. Los diarios son pura manipulación, por eso deje de leerlos o los leo poco, perdieron credibilidad. Soy profesora, no me disgusta, tampoco me fascina: no quiero dedicarme a esto el resto de mi vida.
Tengo mucha fe, ¡Dios me ha salvado de tantas! Leo mucho y, disfruto aún mas escribir.
Los gatos negros son mi perdición, mas no hablar de los perros que a mi parecer no existe distinción: todos son lindos.

martes, 3 de marzo de 2009

Un círculo que se repite

Desde hace más de un año que nos conocemos, sin embargo, poco sabemos uno del otro. Sólo nos vemos ocasionalmente, por así decirlo, para encendernos en el fuego de la pasión y la lujuria. Nada nos ata, no hay promesas vanas, no tenemos un compromiso, e incluso, ni siquiera intentamos mentirnos: eternos amantes. Si, me aleje un tiempo -bastante, a mi criterio- con la promesa de anularme y nunca más aparecer, porque me enteré que estabas con alguien y no quería intervenir. Así pasaron meses sin saber de ti, hasta pensé jamás volver a verte. Un buen día -inesperado- llegó un mensaje de extraño número conocido que decía:"Años sin cruzarte, ¿cómo te trata el 2009?, ¿ya arreglaste tus problemas sentimentales?". ¡Oh, una sorpresa!, ni buena ni mala, pero era una señal del destino: el círculo no se cierra. Retome el contacto y poco a poco comencé a confiar como en los viejos tiempos. Cuando volví a Tuculandia "city" empezó todo nuevamente: mensajes, charlas con tono elevado, en fin...todo. Tratamos de detener los impulsos de querer estar juntos, pero la pasión a veces supera al amor (soy una convencida). Y...el círculo se repite y los amantes se ven, se besan y miman otra vez, después de mucho tiempo (casi un año) y hasta se necesitan (rara relación). Desde un principio acepte las reglas del juego, pero en realidad nunca fui sincera conmigo misma ni con él, porque siempre quise que ese hombre que me contenía de vez cuando, me contenga todas las noches, pero como se dice por allí: "No podemos obligar a que nos quieran".
Según la revista Cosmopolitan de el 90% de las relaciones que comienzan "light" sólo el 10% terminan en noviazgo o casamiento, es por eso que sólo espero que nuestro círculo se cierre, pero de la mejor manera, claro. Si seguiremos siendo amantes no lo se, sólo el destino y nosotros podemos cambiar este círculo que se repite.