jueves, 26 de agosto de 2010

De dos hombres, el ideal

Desde pequeña leyó Cenicienta, Blanca Nieves, La Bella Durmiente, en fin: todas tenían su príncipe azul y un final feliz al cerrar el cuento. Soñaba con esas historias ficticias, sin saber lo alejada que estaban de la realidad. Esa niña creció, hoy es mujer, pero ya no sueña con el príncipe azul montado a caballo, que llega y le da un beso de amor eterno a la princesa…No, ya no, después de conocer varios caballeros –por así decirles- este esteriotipo se cayó en mil pedazos. Hace un mes conoció a JP, las cosas se dieron rápidamente –no sabe cómo- pero pronto se encontró enroscada en un juego lujurioso difícil de zafar. ¡Le encanta! Es dulce como el chocolate, parecido al osito de felpa: tierno y cariñoso, libre como la paloma. Sufre un encantamiento frecuente cada vez que lo ve –sólo una vez por semana-, sus besos son intensos, sus caricias son suaves y en ellos aflora una química infinita. Son libres, nada los ata al otro –será por eso que la pasan tan bien-. Ella no quiere renunciar a su libertad, pero es consciente que JP poco le ofrece, mas que momentos. Allí es cuando aparece E, una persona especial, con una sensibilidad inmensa y un corazón roto, próximo a reparar. Salen al cine, se ríen de lo que dicen, se divierten, unen amistad y complicidad. E ve más allá de sus ojos, cada vez que lo hace se siente al descubierto y comprende el porque eligió mirarla. El cariño crece, le gusta estar con él porque comparte minutos inigualables. Mientras no logra dejar de saborear a JP, el momento continuo. Así, ella se siente bien, ha logrado formar de dos hombres diferentes su complemento, un tercero, llamado Miguel Ángel. Está convencida que él, y sólo él, es el dueño de su corazón, del que está realmente enamorada ¡Un ser imaginario, qué vive en su cabeza! Tal vez, sin querer por impulso al mimo del que la tiene acostumbrada, la hizo indagar, pensar en disfrutar el encanto del que no ha probado: el ideal.

domingo, 4 de abril de 2010

El Regalo

No se, ¡no lo sé! Pasaron muchos meses hasta que, un día -el menos esperado- alguien me hizo volver al ruedo del amor. Sí, descorazonada y triste me encontraba hasta que a él conocí.
Las cosas desde un principio fueron diferentes, porque tenemos mucha química y, en la segunda cita, ya nos fundimos en la lujuría desefrenada que, ambos sentimos cuando estamos juntos.
No, su cara no me miente, mis besos suaves, intensos y fogosos, siempre tienen una respuesta. Me re gusta, me enciende como ningún otro. Sus abrazos son intensos y, hasta están cargados de cariño. Me hacia tanta falta...lo necesitaba, quizás él también, pero nunca hablamos de nuestra situación. ¿Amigos? ¿Conocidos? ¿Amantes? Ahora no importa definirlo. Él me hace bien, llena mi vida de energía positiva, reactivó mi alma agonizante y -creo- eso es lo que realmente me interesa. Después, quizás se verá adónde se podrá llegar, pero por ahora disfruto este regalo de la vida.

martes, 17 de noviembre de 2009

¡Estoy de vuelta!

Hace meses que no escribo, anduve ocupada en el mundo real, pero estoy de nuevo después de más de ocho meses de ausencia. Tuve tristezas y alegrías que por egoísta no compartí con ustedes. Estoy sufriendo el desamor, por ahora se hace difícil controlar mi sufrimiento, pero al menos lo intento. Hoy me levanté con una nostalgia e inquietud por un sueño -mejor dicho una pesadilla- con mi ex, prendí la maquina y comencé a navegar por la webs. Encontré algo que me llamó la atención, de una autoría desconocida para mí: Subcomandante Marcos, que escribió Instrucciones para olvidar y recordar, así empieza...
Sáquese despacio ese amor que le duele al respirar. Sacúdalo un poco para que despierte. Lávelo con cuidado, que no quede ni una sola impureza. Limpio y oloroso proceda a doblarlo tantas veces como sea necesario para tener el tamaño de la uña del dedo gordo del pie derecho. Espere el paso de una hormiga, ser noble y generoso, y pásele la pesada carga. Ella lo llevara a guardar en alguna profunda caverna. Hecho esto, vaya y rellene, por enésima vez, la pipa de tabaco frente al mar de oriente. El olvido llegará conforme se termine el tabaco y el mar se acerque a usted.Si quiere recuperar ese amor que ahora olvida, basta escribir una larga carta hablando de viajes desconocidos, hidras, molinos de viento, oficinas y otros monstruos igualmente terribles. A vuelta de correo tendra su amor tal y como lo envió, acaso con un poco de polvo y sueño en la cubierta…
Ojalá él tenga razón al afirmar esto con su prosa

viernes, 20 de marzo de 2009

¿Quién soy?

Si, como suponen Samara P. es un seudónimo, pero opte por mantenerme en el anomimato porque es la única manera que encontré de ser otra, una versión mejorada y atrevida de mí, que nada se calla. Tengo 23 años, si calculan bien, soy clase 85. Nací en el seno de una familia constituida por todos los miembros: papá, mamá y hermana y,-aún a mi edad- sigo viviendo con los "viejos", dado que mi título de licenciada en comunicación no me ha conseguido un trabajo prometedor. Crecí en este contexto, es por eso que soy una mimada por naturaleza como los gatos siameses, caprichosa como una niña de 5 años, pero de valores bien plantados: sinceridad, lealtad, compresión y comunicación, son la clave de todo. Mi sinceridad extrema y la expresividad en mi cara a veces me juegan una mala pasada, dado que la boca no emite sonido,no obtante, por mas que intento no comunicar nada, la cara me delata. Casi siempre ciclotímica y poco cuerda, pero ese es mi estado de normalidad. En general, demuestro ser avasallante, sin embargo, es una imagen que quiero que vean las personas para encubrir esa debilidad y vulnerabilidad producto de un amor propio pobre. Detesto que me mientan y la falta de respeto o lealtad es inadmisible: no la perdono. Sueño con ser escritora y publicar un montón de libros, una novela quisiera escribir, desgraciadamente para hacer eso necesito el gran poder del dinero y la inspiración, -gran detalle-. Vivo luchando con esos kilos de más, hago gimnasia y corro con mi amigo "Lechón", la que me boicotea siempre es la comida: alma de gorda. Ahora apliqué una nueva estrategia, me compré una minifalda un talle menos (no supera los 30 centímetros) con la promesa de si o si entrar en ella en el lapso de un mes. Quiero lucir zapatos lindos de una manera esbelta -ya sean suecos, taco chino o "stilettos"- pero no puedo, dado que soy una chueca, vivo al ras del piso, con los tobillos en mil pedazos, lo importante es que no me rindo y algún día aprenderé a dominarlos así: chueca como un patito. Creo en la amistad entre el hombre y la mujer, tengo muchos amigos varones, son más leales y buenos consejeros en el amor. Espero algo grande en el amor, no el príncipe azul, pero si un hombre leal y bueno, que me respete y quiera muchisimo, mientras él me busca y lo busco, disfruto de la oportunidades de la vida, me dejo mimar, que para una sentimental y emocional como yo nunca esta de más.
Me gusta mucho la música lenta cuando estoy triste -soy masoquista-, lloro, lloro y lloro, después se me pasa; el reggeaton me encanta bailarlo. Los cambios son necesarios, te hacen madurar y valorar cosas que tenías y ahora ya no. Trato de vivir el presente y gozarlo, anular las malas cosas del pasado y preocuparme poco por el futuro. No soporto las injusticias y la política poco me importa. Los diarios son pura manipulación, por eso deje de leerlos o los leo poco, perdieron credibilidad. Soy profesora, no me disgusta, tampoco me fascina: no quiero dedicarme a esto el resto de mi vida.
Tengo mucha fe, ¡Dios me ha salvado de tantas! Leo mucho y, disfruto aún mas escribir.
Los gatos negros son mi perdición, mas no hablar de los perros que a mi parecer no existe distinción: todos son lindos.

martes, 3 de marzo de 2009

Un círculo que se repite

Desde hace más de un año que nos conocemos, sin embargo, poco sabemos uno del otro. Sólo nos vemos ocasionalmente, por así decirlo, para encendernos en el fuego de la pasión y la lujuria. Nada nos ata, no hay promesas vanas, no tenemos un compromiso, e incluso, ni siquiera intentamos mentirnos: eternos amantes. Si, me aleje un tiempo -bastante, a mi criterio- con la promesa de anularme y nunca más aparecer, porque me enteré que estabas con alguien y no quería intervenir. Así pasaron meses sin saber de ti, hasta pensé jamás volver a verte. Un buen día -inesperado- llegó un mensaje de extraño número conocido que decía:"Años sin cruzarte, ¿cómo te trata el 2009?, ¿ya arreglaste tus problemas sentimentales?". ¡Oh, una sorpresa!, ni buena ni mala, pero era una señal del destino: el círculo no se cierra. Retome el contacto y poco a poco comencé a confiar como en los viejos tiempos. Cuando volví a Tuculandia "city" empezó todo nuevamente: mensajes, charlas con tono elevado, en fin...todo. Tratamos de detener los impulsos de querer estar juntos, pero la pasión a veces supera al amor (soy una convencida). Y...el círculo se repite y los amantes se ven, se besan y miman otra vez, después de mucho tiempo (casi un año) y hasta se necesitan (rara relación). Desde un principio acepte las reglas del juego, pero en realidad nunca fui sincera conmigo misma ni con él, porque siempre quise que ese hombre que me contenía de vez cuando, me contenga todas las noches, pero como se dice por allí: "No podemos obligar a que nos quieran".
Según la revista Cosmopolitan de el 90% de las relaciones que comienzan "light" sólo el 10% terminan en noviazgo o casamiento, es por eso que sólo espero que nuestro círculo se cierre, pero de la mejor manera, claro. Si seguiremos siendo amantes no lo se, sólo el destino y nosotros podemos cambiar este círculo que se repite.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Reinvindicación Masculina

El destino o -mejor dicho, los tejes y manejes de Celestina (mi amiga)- hicieron que yo a él le conociera. Al principio me mostraba lejana, esquiva y un tanto desconfiada, poco a poco él se abrio a mí y comence a confiar: a ser yo (porque de eso se trata). Pronto descubrí que detrás de ese hombre fibroso se esconde un ser vulnerable, romántico y muy cariñoso: ¡alguien parecido a mí! La noche avanzaba, los minutos bandidos la acortaban aún más con sus: "tic, toc, tic" apresurados y sin fin. Admiré su empeño en querer enseñarme a jugar ajedrez, pero mis "no entiendo" eran a cada rato, "juguemos al chinchón, te voy eliminar, seguro". No, me equivocaba, ganó igual "suerte de principiante", aseguré. Hasta eso el reloj marcaba las 3.45...nosotros aún molestando con música melosa que me sugirió -en reiteradas oportunidades- una cortadura de venas con muerte asegurada o un llanto profundo al mejor estilo llorona de velorio, pero no podía hacer papelones (aunque mis ojitos se mojaron, no te niego). No, definitivamente no iba dejar que duerma solo, lo necesitaba y, creo que él deseaba que me quede con él. Sí, su cara lo delataba aunque intentara decime lo contrario: "no quiero compañia". Besos dulces y tiernos me ofreció, a cambio le di abrazos y muchas caricias. Dos almas iguales en conexión -eso sentí- y lloré, porque por primera vez en mi corta vida me liberé de la basura que guardaba en el corazón. No hicimos el amor, pero tampoco fue sexo, no encuentro la palabra perfecta para describir qué fue. No importa, lo importante es que pasó.

martes, 2 de diciembre de 2008

Mis Moustritos

Cuando terminé la facultad juré no ser docente, pero el destino me jugó una mala pasada, ¿y a qué no saben? Si, soy prosora -dirían mis alumnitos-. Temerosa llegué a ese curso de apenas 16 chiquillos, de edades diversas, de historias diferentes. Según el comentario de una profesora: "El más indisciplinado de todos. Hermana, te deseo suerte con esos chicos", dijo con tono preocupado. Complicados nenes, en reiteradas oportunidades trataba de hablarles -pienso que la gente de esa manera se entiende, y no amonestando o humillando- y no, su actitud no cambiaba. Uno tiraba papeles, mientras otros se pegaban: una entropía. Mis gritos se escuchaban -aún se escuchan- hasta la rectoría, los "Madrid no haga eso", eran continuos, mas no hablar de la cantidad de "Illanes no me gusta que me esté abrazando, detesto", como olvidar a don Molina, Roberto o el señor Grassi, que al principio era callado y tímido, luego se me contagio de los demás. Las señoritas que se pasaban los papelitos tipo "¿querés ir al cine?" y Solange, una personita que vivía con dolores diferentes en todo el cuerpo, el habitual era la cabeza. Pensé renunciar cuando una vez caminando por la Salta entre Corrientes y Marcos Paz, simularon ser ladrones que se robaban mi cartera, -los quise matar a todos- pero no iba darles el gusto de dejarlos, adoro los desafíos. No hubo una clase en la que no molestaran, se gastaran o quisieran disuadirme de no dar clases o, tal vez, salir temprano a lo que, en general, respondía: "Anahí no van a salir". Siempre terminaba cansada de tanto intentar mantener su atención en mí, en lo que decía -difícil tarea-. Mis cabellos simulaban las serpientes de Medusa: se enroscaban solas y, mis ojos fulminaban si veía alguno, ya los convertía en piedra. Pero, también, me dieron alegrías, Biscardi con su ortografía impecable, Abraham con su compromiso y ganas de aprender, Julián con un saber adquirido sorprendente, sin haber estudiado - según él-. Después de todo eso hoy puedo decir que me he encariñado de esos locuaces alumnos míos. Y les agradezco, porque he aprendido mucho de ustedes, confirme mi teoría: las personas responden al cariño, la comunicación y comprensión, pero con un condimento importante, la exigencia. Ojala tengan suerte, piensen que esto es transitorio (el secundario y la adolescencia), luego vienen las decisiones que determinarán sus vidas. Estudien y traten de ser felices.

A quienes no he nombrado les pido disculpas, lo importante es que en mi memoria y corazón están todos, lo demás puro cuento.