sábado, 12 de julio de 2008

Los tuquitos de mi niñez

De pequeña solía visitar a mi tía que vive en el Campo, un lugar apartado de la cuidad cerca de León Rouges, tres kilómetros adentro. Adoraba sentarme en las noches de verano en su patio de enfrente a contemplar las plantas, los sapos come bichos que se encontraban cerca los lámparones instalados en el centro del jardín, con la esperanza de comer una gran de cantidad de bichitos. La casa está rodeada de arboles grandes y frondosos, con muchos más años que yo, pero algo me llamaba la atención, "¿qué son?": las luciérnagas o vulgarmente llamadas Tucu- Tucu o tuquitos. Podía quedarme horas contemplando sus lucecitas, mientras me preguntaba: "¿cómo era posible aquel fenómeno?". Los tuquitos son pequeños bichitos luminosos, que en la noche parecen miles de estrellas que se mueven, pero a diferencia a ellas, estos bichitos duran un día, si, leíste bien un día y mientras viven tienen luz, sólo que durante el día no se logra idenficarlas por la luz solar. Allí fue cuando pensé "¿qué pasaría si sólo vivierás un día?", difícil pregunta. Pero mi respuesta sería simple, quisiera quedarme sendaba allí en ese patio, en el patio de mi infancia, contemplando este bello paisaje de la naturaleza, mientras un viento tímido, pero atrevido roza mi cara, levanta mis cabellos y eriza mi piel. Mientras mundos desconocidos se mueven entre las sombras de los arboles, mundo que por miedo nunca logré conocer, sólo me limitaría a quedarme dormida sentada, pero hay un detalle, mi cara reflejaría una sonrisa, porque así, si valdría la pena tener un vida tan efímera, vida corta, pero intensa.

No hay comentarios: